viernes, 29 de mayo de 2009

Capítulo 2.

Llego a casa algo más feliz de lo que me marché, suelto la maleta en mi cuarto y corro hacia la mesa del comedor donde mi tía y su novio me esperan para comer, hoy había un gran plato de macarrones con pollo.

- ¿Qué tal el día? - me pregunta mi tía.
- No, nada interesante - digo encogiéndome de hombros, le miro - ¿hay algo en el bosque? - le pregunto sin esperarse.
- ¿Cuál bosque? - me pregunta enarcando una ceja - ¿el qué está al lado del cementerio? - me pregunta alarmándose mientras le asiento con la cabeza - ni se te ocurra ir allí, es peligroso - me advirtió.
- Me perdí y acabé allí, lo que no se es como salí - digo encogiéndome de hombros.

El resto de la comida pasó como si nada, charlando animadamente mi tía Caroline con el novio, Pablo, de vez en cuando se dirigen a mi pero con una simple mirada o monosílabos le contesto y a ellos el valen.

Entro en mi dormitorio y me pongo a hacer la tarea mandada hoy para poder tener la tarde libre, la termino enseguida, me resulta fácil, es la segunda vez que hago aquel curso, me tumbo en mi cama con el mp4 mientras leo Drácula, de Bram Stoker, de buenas a primera suena la música de la niña del exorcista que tengo en mi móvil, lo desbloqueó y me veo un mensaje de Ralf:En una hora en donde se une el bosque con el cementerio

Lo único que me dice, me pongo en pie en seguida y me meto en el baño para ver mi aspecto, me miro en el espejo y la sudadera roja no me convence mucho, me la quito y me coloco una torerita negra, me asomo por la ventana, hacía un día espléndido, por qué vernos en un lugar oscuro, meto mi cabeza en la ducha y me lo mojo, me echo espuma y me moldeo el pelo con las manos para que se me rice, me miro en el espejo satisfecha. Recojo mi móvil y las llaves y salgo de la casa informando a mi tía que me voy a dar una vuelta.

Llego el lugar donde une el bosque con el cementerio con el corazón me latiéndome a mil por horas, pareciendo que se me iba a salir, me paseo por la s tumbas, nerviosa, ansiosa de volver a verlo....

- Has venido - me dice una voz a mis espalda, voy a girarme pero él me lo impide agarrándome - no, por favor, no me veas - me suelta y escucho como se va alejando - ahora, darte la vuelta.

Me giro para mirarlo pero se había metido en la oscuridad del bosque, ocultando su rostro, me acerco lentamente a él sin decir nada, solo sonriendo y estirando una mano para tocar su rostro, pero cuando estoy apunto me la agarra con ambas manos, brillando unos blancos dientes perfectos en aquella oscuridad.

- ¿Por qué? - pregunto - ¿Por qué no quieres que te vea?- Te asustaría, huirías - dice adentrándose en el bosque cogido de mi mano- No tiene porque, a mi me da igual el físico - digo encogiéndome de hombros.
- Da igual que no te importe, me temerías, saldría corriendo, enloquecerías - me dice casi en un susurro.
- No eres humano ¿verdad?.
- En parte si, o al menos lo fui, pero...

Me paro en seco haciendo que él también se parase, me mira aunque intento ver en aquella oscuridad su cara no lo consigo, todo está muy oscuro y no consigo verle.

- Pero después de aquel accidente - susurra tras un suspiro - ese accidente que me dejo vagando para toda la eternidad.- ¿Qué eres? - pregunto curiosa.
- Eso que estás pensado - me dice sonriendo.
- ¿Un... un vampiro? - digo para ver si acierto.- Exacto, pero no soy como dicen los libros, soporto la luz.
- Pero si estás en la oscuridad.
- Eso es porque no quiero que me vean, no soy humano, la sangre es mi alimento, a un metro de distancia la puedo oler, puedo escuchar como tu sangre bombea, como tu corazón palpitada a aquella velocidad mientras me esperabas, y hueles tan bien...

Se acerca a mi cuello aspirando mi aroma, mi corazón vuelve a palpitar deprisa, me ruborizo al recordar que lo puede oír, bajo la cabeza para que no me vea.

- No te avergüences, cuando era humano me pasaba lo mismo, me gusta tus mejillas sonrosadas - me sonríe levantándome la cabeza por la barbilla - estás muy guapa.

Le sonrío algo cortada.
Me agarra la mano y caminamos hacia el interior del bosque ni pronunciar ninguna palabra, solo caminamos agarrados de la mano uno junto al otro, es cuchando nuestros pasos y como algunos animalillos correteaban.

- ¿Podré verte alguna vez? - pregunté con la cabeza gacha.
- Alguna vez - repitió con una risita por lo bajo.

Caminamos mientras charlábamos sobre nosotros, como éramos, nuestra aficiones, de nuestra familia, bueno, de la mía, él ahora mismo estaba solo, toda su familia había muerto, sabía que tenía familia que descendieron de sus hermanos y primos pero no los conocía, no sabía quienes era, no sabía nada, solo que se había cambiado de apellido pero desconocía ese nuevo apellido.

- ¿Eres tu quién asustas a quien se adentra a este bosque?
- No, yo no, no soy el único vampiro, ni el único animal peligroso, existen todas esas cosas de lo paranormal, como los fantasmas y esas cosas - me dijo apretándome más la mano - esto por la noche se llena de las almas de los fallecidos, pero no se dejan ver fácilmente, un humano no lo percibe, solo se fija en lo que existe, lo que pueden explicar, nadie se explica el porque de los espíritus, solo lo podemos ver las criaturas de la noche.

Me siguió contando cosas que tenía que ver con lo paranormal.
Me sorprendió saber que los licántropos también existieran, como las viudas de blanco, los wendigos, los demonios... Miré la hora ya eran casi la una de la madrugada, me paré haciendo que él se parara y me miró extrañado.

- Tengo que irme, mañana madrugo - dije bajando la cabeza.
- Está bien, lo entiendo - me dijo con una sonrisa - te acompañaré.

Martha llego puntual a mi casa con una gran sonrisa en los labios y una bolsa llena de libros, la llevé hasta mi habitación y allí estuvimos mirando los libros, todos eran de cosas sobrenaturales, casi todos de vampiros o fantasmas, algunos tenían sus pastas gastadas a otras les faltaban hojas o estaba rotas quitadas.Cojo uno que parecía un diario con la pasta negra de piel algo gastado, lo abro pero sus hojas estaban escrito en un idioma que no conocía.

- ¿De dónde has sacado esto? - Martha levantó al cabeza para mirar a lo que tenía entre mis manos.
- Del mismo lugar que el resto - dijo encogiéndose de hombros - detrás del cementerio hay como una capilla medio destruida, bueno, nos si exactamente es una capilla, parecía más bien un santuario del mal, había una biblioteca y la mayoría de los libros hablaban de lo mismo, así que escogí los que más me llamaron la atención, supongo que eso - señaló el libro de mis manos - será un diario, quiero traducirlo, pero no se que idioma es.
- Podemos hacerlo juntas - propuse, ella asintió - déjame que los escanee para poder tener yo una copia.

Me levanté y me fui al ordenador metí el cuadernito en el escáner y puse en funcionamiento el escáner, de mientras cogí otros libros para mirarlo, en algunos tenía ilustraciones, otras palabras que desconocía o en otro idioma.

Nos pasamos la tarde entretenida con esos libros hasta que recibir un nu
evo sms de Ralf:Te espero esta noche a medianoche en la entrada del cementerio.

Martha me dejó quedarme con algunos libros, ya los había leído y no le importaba que me los quedara. Me propuse ir a esa capilla para verlo con mis propios ojos, seguro que mi nueva amiga me acompañaría, nunca me hubiera imaginado que tuviera el mismo gusto que yo.

Miré la hora, solo quedaba quince minutos para la medianoche, cogí una chaqueta negra de lana y con silenciosos pasos salí de la casa, corrí hacia el cementerio, no quería hacerle esperar, no quería llegar tarde, llegué puntual, y él ya me esperaba poyado en la reja, levantó la cabeza y esta vez pude verle el rostro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario